Malcolm Young fue uno de esos incorruptibles. Desde el inicio de AC/DC asistió al nacimiento y declive de innumerables tendencias musicales, ante las cuales permaneció fiel a un estilo que p ara muchos podrá ser primitivo, pero que entronca al rock n' roll en su estado puro, añadiendo toda la electricidad posible al blues más callejero, galopando confiable sobre un machacante 4/4.
ara muchos podrá ser primitivo, pero que entronca al rock n' roll en su estado puro, añadiendo toda la electricidad posible al blues más callejero, galopando confiable sobre un machacante 4/4.
No había necesidad de experimentos ni complacencia, su honestidad a prueba de balas desafió siempre los parametros de una industria de la que hicieron parte a su manera, duro como una roca.
Nunca fue el tipo del afiche como su hermano Angus. Tampoco ostentaba el carisma de Bon Scott o Brian Johnsson.
En escena jamás abandonó su lugar en la parte posterior derecha junto a la batería, pero Malcolm era el cerebro indiscutido de AC/DC. Ahora las campanas doblan mientras recorre la autospista por vez última y por siempre.

por: Fabián Esteban Beltrán

Comentar